Los
inicios y la geografía
En 1516,
durante la expedición de Juan Díaz de Solís se avistó por primera
vez el río de la Plata, al que bautizaron Mar Dulce, 20 años mas
tarde en 1536, Don Pedro de Mendoza realiza la primera fundación de
Buenos Aires. Ese primer asentamiento, no tuvo la mejor de las
suertes, ya que el hambre, la falta de recursos, las enfermedades y
los ataques de los aborígenes locales llevaron a que los españoles
abandonen la primera ciudad un tiempo después.
Juan de
Garay llevó a cabo la segunda fundación de Buenos Aires el 11 de
junio de 1580, teniendo muy presente la ordenanza española de 1523,
en la cual se daban las normas para el asiento de las poblaciones en
el Nuevo Mundo. “Elección de sitios sanos, no anegadizos rodeados
de agua, buenos aires, y de tierra de labranza”.
Los problemas
Ya desde
la primera fundación de Buenos Aires, las condiciones sanitarias
eran más que deficientes. En 1605 tuvo lugar una gran epidemia que
asoló a Buenos Aires. Un contingente de tropas trajo el virus de la
viruela, y lo propagó a los porteños. En contados días,
sucumbieron más de 500 personas.
El único
modo de provisión de agua que existía entonces era por medio de los
aguateros y los pozos o aljibes.
En 1770
había 20.000 habitantes. Las epidemias periódicas conocidas como
peste diezmaban a la población.
Según
relatos de la época, algunos pantanos eran tan profundos que fue
necesario poner centinelas para vigilar e impedir que la gente de a
caballo se hundiera y ahogara.
El virrey
Vértiz emitió varias ordenanzas, tendientes a mejorar la calidad
higiénica y de salud de la primitiva ciudad para que se cuidara la
limpieza de las calles cobrando multas si no limpiaban las calles
frente a sus casas, obligando a tirar la basura en los Terceros
(zanjones), prohibiendo que se viertan aguas sucias a la calles, etc.
En lo que
respecta a los baños en el río regían estrictas reglas de buenas
costumbres y decencia. Las familias iban a la caída del sol. Los
hombres, concurrían por la noche.
Lavanderas, aguateros y aljibes
Hacia 1800
uno de cada cuatro niños morían antes del año de vida y el
promedio de vida mundial era de 35 años. En 1802 otra peste golpeó
a la ciudad.
Pescadores
y Lavanderas en el Río de la plata
Hacia 1810
la ciudad de Buenos Aires tenía unas 40.000 personas. La industria
del agua de los aguateros se reglamentó con edictos de la Policía,
estableciéndose donde debían cargar su agua. La Policía también
estableció donde podían ejercer sus prácticas "las
lavanderas" y donde la gente podía tender sus redes para la
práctica de la pesca.
El agua
turbia del plata era recogida por los aguateros, quienes la repartían
en carros para su posterior utilización y consumo. Los carros se
introducían por la orilla del río, alejándose lo más posible de
la costa, a fin de evitar la suciedad que flotaba en la orilla,
llenaban con baldes el barril, y luego recorrían la ciudad para
distribuirla.
El único
modo de depuración conocido consistía en sacar las basuras que el
líquido traía en suspensión. El agua de río se colocaba en
tinajas, allí se dejaba unas horas para que decantase la arcilla que
traía en suspensión algunos le agregaban allí una pizca de alumbre
para su clarificación.
En el año
1759 se construyen los primeros aljibes de la ciudad para el
almacenamiento y posterior uso del agua de lluvia. Las casas que
tenían aljibe recogían el agua de las azoteas, por lo general estas
eran planas y se juntaban por declive hacia una rejilla que conectaba
conductos de ladrillos, baldosas o cañerías de hojalata. Cuando
comenzaba a llover, se dejaba escurrir el agua inicial para que
limpie la terraza. Luego se movía una palanquita y el agua se
conducía a veces por varios conductos hacia el aljibe. El agua del
aljibe era utilizada para beber y cocinar.
Los
primeros intentos para abastecer de agua y las epidemias
Varios
fueron los proyectos que fueron presentados desde 1813 pero todos
fueron cancelados. En 1853 la ciudad contaba ya con 85.000
habitantes y aún no se había decidido nada respecto al
abastecimiento de agua.
En agosto
de 1857 fue inaugurada la primera línea férrea, el ferrocarril del
Oeste. Este ferrocarril necesitaba grandes cantidades de agua para
alimentar las calderas de sus locomotoras, ya que la de los pozos no
era buena y carcomía el hierro. Así fue como sus directivos
decidieron proveerse de agua del río, extendiendo una cañería
desde las inmediaciones de la Recoleta hasta la estación del Parque,
que se levantaba en el mismo predio en que hoy se encuentra el Teatro
Colón. Entonces se dispuso aumentar el diámetro del caño para
proveer de agua corriente a la ciudad. En toda la extensión de la
cañería fueron instaladas canillas, para que el público pudiera
servirse.
El 5 de
abril de 1867, se desencadena en el barrio de la Boca, una epidemia
de cólera que inmediatamente se expande por los barrios pobres de
Buenos Aires. Esta epidemia deja 8.920 victimas.
Esto
obliga a que el gobierno decida encarar un proyecto sanitario. En
febrero de 1868 se inician las excavaciones para colocar cañerías,
establecer los filtros etc. y en abril se inicia la construcción de
la una primitiva planta de aguas corrientes filtradas.
El 20 de
septiembre de 1869 se inauguran las primeras obras y se libra al
servicio una longitud de cerca de 20.000 metros de cañerías
conductoras de agua filtrada desde el establecimiento ubicado en la
recoleta. Las obras incluían un deposito de hierro de 2700 m3, y 43
mts de alto, en la plaza Lorea (Hoy plaza de los dos congresos) y
surtidores públicos a lo largo de 20 Km. de cañerías.
Deposito de
hierro en la plaza Lorea - Colocación de las primeras redes de agua
La
gran epidemia de fiebre amarilla
En Buenos
Aires, en 1871 de unos 190.000 habitantes, murieron 14.000 por la
epidemia de fiebre amarilla. Se colmaron todos los hospitales, se
habilitaron lazaretos provisorios, se despobló la ciudad, emigró el
gobierno nacional, se decretó feriado en todos los ministerios y
oficinas públicas, cerraron los bancos, las escuelas, las iglesias,
los comercios. Las calles quedaron desiertas.
Óleo J M
Blanes
Episodio de
fiebre amarilla
El
proyecto Bateman
Como
consecuencia de la fiebre amarilla se decidió no solamente ampliar
las instalaciones de agua, sino encarar los desagües cloacales.
El
gobierno de Sarmiento le otorga el proyecto al ingeniero inglés
Bateman. Este proyecto, conocido ahora como “radio antiguo”
debía abastecer a una población de 300.000 habitantes, ya no por
surtidores públicos, sino por conexiones domiciliarias y con obras
de desagüe que recogieran las aguas de lluvia y cloaca.
1874:
Planta en construcción 1880 Fachada principal de la planta terminada
La torre
toma de la planta recoleta se construye en 1876, era un cilindro de
3m de diámetro interior. En 1878 se decide verter las aguas
servidas al Río de la Plata.
Se
construye el Palacio de las Aguas Corrientes. Un conjunto de 12
tanques ocultos tras la fachada de un palacio.
Además de
la planta recoleta y el depósito de la calle Córdoba se construyó
la primera cloaca máxima y se rellenaron y eliminaron
definitivamente los terceros.
Fuentes a destacar y con información aún más detallada y completa: