EL
PALACIO DE LAS AGUAS CORRIENTES EN DETALLES
En la Ciudad
Autónoma de Buenos Aires se encuentra el Museo del Agua y la
Historia Sanitaria. Se ubica en el Palacio de las Aguas Corrientes,
uno de los edificios más bellos de Buenos Aires, que fue contruído
en el Siglo XIX, entre 1887 y 1894 y declarado Monumento Histórico
Nacional en 1987.
El Museo del
Agua y de la Historia Sanitaria en su esplendor esconde interiormente a los doce
tanques que abastecieron con agua a la Ciudad de Buenos Aires durante
más de medio siglo.
Está
ubicado en la manzana que rodean las calles Avenida Córdoba,
Riobamba, Viamonte y Ayacucho.
UNA INMENSA RESERVA DE
AGUA
Cada uno de
los 12 tanques tiene capacidad para almacenar más de 72 millones de litros de
agua. Abastecieron a la ciudad a fines del siglo XIX y comienzos
del XX. El crecimiento de población y la altura de las
construcciones lo volvieron insuficiente y produjeron la necesidad de buscar otros métodos de
abastecimiento de agua.
El proyecto
fue diseñado por el sueco Carlos Nystömeyer y el noruego Olaf Boye,
y la empresa constructora fue la inglesa Bateman-Parsons y Bateman.
La obra se
inició en 1887 y su construcción obedecía a la imperiosa necesidad de un
sistema de salubridad para la ciudad, que por esos años había
sufrido grandes epidemias.
El agua se
sacaba del río, se purificaba y se enviaba a este tanque. De allí
se distribuía a toda la ciudad al ser una de las zonas más altas de
Buenos Aires.
Este
edificio se proyectó cuando la ciudad tenía casas de planta baja y
un solo piso. La Planta potabilizadora General San Martín reemplazó
su función al inaugurarse en el año 1913.
Hace
cuarenta años que los tanques están reestructurados para archivar
planos de redes.
Fue concebido como un tanque de aguas, cubierto por un palacio fastuoso, forrado de cerámica policromada. El tanque recaudador era llenado por medio de bombas que estaban instaladas en Recoleta, en el edificio donde actualmente se encuentra el Museo Nacional de Bellas Artes.
El estilo de este palacio responde al Segundo Imperio, en tonos ocres y celestes verdosos. Los azulejos policromados y de terracota, de fabricación inglesa, llegaron al país en cajones, ordenados por números que facilitaron el armado de la fachada a la manera de un gran rompecabezas. Se utilizaron 170 mil piezas de cerámicas y más de 130 mil ladrillos esmaltados. Para representar la visión nacional, se colocaron los escudos de las 14 provincias que formaban el país entonces y el escudo de la Capital Federal.
Además de
este gran depósito distribuidor, el museo ofrece la posibilidad de
apreciar piezas de cerámica inglesa esmaltada, grifería nacional e
importada, mobiliario de las antiguas dependencias de Obras
Sanitarias de la Nación y uno de los archivos de planos históricos
más importantes de la ciudad.